Fuegos fatuos
Cuando el alma del cuerpo se desprende
y en el espacio asciende,
las bóvedas celestes escalando,
las almas de otros mundos interroga
y con ellas dialoga,
para volver al cuerpo sollozando;
sí, sollozando al ver de la materia
la asquerosa miseria
con que la humanidad, en su quebranto,
arrastra tanta vanidad sin fruto,
olvidando el tributo
que tiene que rendir al camposanto.
Poema escrito en 1909 por el en ése entonces futuro general y presidente de México Alvaro Obregón, poco tiempo después del fallecimiento de su esposa en pleno parto de hijos gemelos quienes también murieron en ése evento.
Fuegos fatuo: Alvaro Obregon
domingo, 11 de julio de 2010
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